CON LOS OJOS ABIERTOS

"El límite de mi mirada es el límite de mi mundo". Críticas, crónicas de festivales, programación de cineclubes y apuntes sobre cine.

domingo, junio 24, 2007

ESTE BLOG SE MUDO

Debido a un conjuntos de dificultades del sistema de edición y publicación de este generoso servicio gratuito de Blog, este sitio, Con los ojos abiertos, se muda a www.ojosabiertos.wordpress.com

Con este cambio, la tan anunciada actualización semanal habrá de ser una regla.

El material publicado en este sitio habrá de estar en la web por un año. Aunque no habrá novedades publicadas en este blog. Algunos textos que se encuentran disponibles en este blog serán publicados a www.ojosabiertos.wordpress.com

Además, en la nueva dirección la participación interactiva con el blog es mucho más accesible.

Sin dudas, estoy agradecido a quienes han creado este sistema de blog.

Roger Alan Koza

AHORA EN WWW.OJOSABIERTOS.WORDPRESS.COM

lunes, junio 04, 2007

CINECLUB LA CUMBRE: PROGRAMACION JUNIO-JULIO 2007

SALA LUIS BERTI, BELGRANO 470

Este bimestre empieza con un filme inglés, Si, de la reconocida Sally Potter, la realizadora de Orlando, película que junto con otros 4 títulos, nuestro cineclub habrá, durante todo el año, de ofrecer a la comunidad inglesa de La Cumbre, imágenes de su lugar de origen. El film de Potter, más allá de ofrecer un retrato justo de una Inglaterra post 11/9, es una de las tantas películas que intentan articular un discurso sobre el mundo. Es decir, un cine cuya pretensión vital es devolver en su contenido algo del mundo que se escapa, que no se deja ver, algo que queda sepultado bajo la mirada del sentido común, y que necesita ser visto de otro modo para ser pensado, acaso modificado.

No todas las películas en este bimestre tienen ese cometido. Hay películas sobre la amistad, la arquitectura, la literatura, la familia. Claro que si uno ve la pequeña comedia de Panahi, Fuera de juego, sobre la pasión futbolera de las mujeres en Irán, no sólo podrá reírse por lo absurdo de algunas costumbres, sino que habrá de tener imágenes alternativas de un país hoy satanizado, uno del que carecemos de imágenes. El cine puede recolectar lo que otros medios audiovisuales deciden dejar fuera.

Y por ese motivo, junto con la municipalidad de La Cumbre, he programado dos películas, una muy larga y otra no muy extensa, en la que la ecología adquiere un significado social, más político que naturalista. Se trata de la obra maestra de Spike Lee, Cuando el dique se rompió, sobre el desastre no tan natural del Katrina, y la ya exhibida en el cineclub, La espigadora y los espigadores, el lúcido filme de Agnes Varda que, entre otras cosas, permite modificar nuestra concepción general de la basura. El acceso a estos filmes será gratuito.

Y además siguen los ciclos de cine experimental: un film de Van Sant rodado en Salta, y con Matt Damon, y uno de Sokurov sobre Lenin, un retrato que personalmente no comparto sobre el líder bolchevique, aunque un film formalmente incuestionable, admirable. Y siguen las películas de Alain Resnais, un maestro moderno del medio. Y anticipamos con Vivir su vida, de Godard, el mes de agosto, cuando exhibiré en horario especial la Historias de cine completa del realizador suizo.

Son bienvenidos todos, absolutamente todos los habitantes de esta localidad. El cine siempre fue y será, esencialmente, arte popular. Roger Alan Koza, programador.

Miércoles 6 de junio, a las 20.30hs:
Si, de Sally Potter, Reino Unido, 2004.
100 minutos / No recomendada para menores de 13 años A las 19.15 se proyectará el primer acto de Cuando el dique se rompió, de Spike Lee, EE.UU., 2006.
Este melodrama poético y político sobre el vínculo amoroso adúltero entre una científica irlandesa estadounidense y un chef libanés en un Londres multicultural post 11/9 posee mucha más musicalidad y vitalidad que aquel malogrado film que transcurría gran parte en Buenos Aires, La lección de Tango, de la misma realizadora. Escrita casi en su totalidad bajo la métrica del pentámetro yámbico, Si, dedicada al ensayista y novelista John Berger, es una película que afirma el acto de existir sin apelar a creencia trascendental alguna, siendo el lenguaje no sólo un vehículo de seducción sino el límite de cualquier identidad cultural. En efecto, pocas películas se atreven a mostrar un romance como síntoma del cuerpo político de Occidente, pues de esta húmeda y apasionada relación se predica una discreta lectura utópica sobre el devenir histórico contemporáneo. Formalmente prodigiosa, Si es una de esas películas que demuestra cuán poco se explora sobre el lenguaje cinematográfico, y aunque por momentos puede ser excesiva su voluntad formal nunca deja de ser atractiva. Lo que nunca está de más son las intervenciones de un sirviente mirando a cámara, cuyo discurso cómico y filosófico organiza ideológicamente la totalidad de la trama. (Roger Koza, programador)

Miércoles 13 de junio, a las 20.30hs:
Reinas y reyes, Arnaud Desplechin, Francia, 2006.
150 minutos / No recomendada para menores de 16 años
A las 19.15 se proyectará el segundo acto de Cuando el dique se rompió, de Spike Lee, EE.UU., 2006.

Intensa. Extraña. Reinas y reyes de Arnaud Desplechin es una película de gestos exagerados y actuaciones descomunales. A pesar de sus dos horas y media de duración, este extravagante melodrama familiar nunca decae. Desplechin nos cautiva con sus trucos narrativos y su excentricidad sin límites. Si hay algo de lo cual Reina y reyes no carece es de histrionismo. En su papel de madre soltera, agobiada por un pasado complicado como también por la relación con su frágil padre (Maurice Garrel), Emmanuelle Devos consigue expresar todas las emociones. Su extraordinaria actuación como Nora no loga opacar a su compañero de reparto y coprotagonista Mathieu Amalric, quien encarna el papel de Ismael, su extravagante y depresivo ex marido. Digno de una telenovela, la mitad de Reinas y reyes transcurre en un hospital. En el preciso instante en que Nora se entera de que su padre sufre de un cáncer avanzado, dos hombres de saco blanco llaman a la puerta de Ismael. Nada sigue una secuencia lógica. La narración se acerca a la conspiración, y no solamente porque Nora resulta ser una narradora poco confiable. Durante gran parte de la película, la textura conspira contra la trama. Desplechin va de una escena caótica a otra. Con gran originalidad en sus flashbacks y secuencias de sueños, organiza cambios de estado casi de libre asociación y los utiliza para mantener un desequilibrio permanente. La continua inestabilidad es acentuada aún más por saltos abruptos de montaje propios del cinéma verité, paneos rápidos y repeticiones infundadas. Las relaciones se develan gradualmente; las cosas son siempre más complicadas de lo que parecían en un principio. La narración toma giros inesperados, a veces osados. A Ismael le gusta la palabra impedimenta, que representa el bagaje psicológico que impide que una persona funcione como quisiera, pero Desplechin parece deleitarse con las estructuras que impiden el progreso narrativo. Reina y reyes usa todo ese bagaje y lo lleva a su máxima expresión. La dirección cinematográfica es extraordinaria. (Jim Hoberman, Village Voice)

Miércoles 20 de junio, a las 20.30hs:
Historia de cocina, de Bent Hamer, Noruega, Suecia, 2003. 95 minutos / Apta para todo público
A las 19.15 se proyectará el tercer acto de Cuando el dique se rompió, de Spike Lee, EE.UU., 2006.

El director de Factotum, una interpretación libre y ajustada sobre algunos textos de Bukowski, hizo esta comedia no exenta de secuencias conmovedoras, en la que se puede divisar una crítica difusa aunque efectiva al método de investigación de las ciencias sociales: no hay objetividad, es naturalmente imposible. Increíble pero real, en la decada del 50 el gobierno de Suecia llevo adelante un estudio sobre el comportamiento de la conducta de los hombres solteros. El lugar elegido de observación fue la cocina. Asi Historias de cocina muestra el caso a traves de dos hombres, el morador y el investigador, quienes tras un tiempo de convivir bajo la distancia y rigor mediante que se predican de este programa científico, van desarrollando un interés común el uno por el otro. Hamer reconstruye fielmente la época, y cuestiona la metodología (un hombre instalado en la cocina observando la conducta de otro sin interacción alguna) para sugerir, entre otras cosas, no solo la limitación de este tipo de aproximación a un objeto de estudio específico, sino que concibe un modelo de amistad entre los hombres que elude tanto el machismo como el erotismo. (RK)

Miércoles 27 de junio, a las 20.30hs:
Providence, de Alain Resnais, Francia, 1977.
110 minutos / No recomendada para menores de 16 años A las 19.15 se proyectará el cuarto acto de Cuando el dique se rompió, de Spike Lee, EE.UU., 2006.

La primera película de Alain Resnais hablada en inglés se centra en la imaginación, los sueños y la memoria de un novelista británico envejecido (John Gielgud) en una noche mientras que compone y descompone su último libro, utilizando miembros de su familia inmediata -Dirk Bogarde, Ellen Burstyn, David Warner, and Elaine Stritch— como sus modelos. Aunque el guion inteligente y aforistico de David Mercer puede ser criticado como muy britanico, los paisajes mentales del film son mucho mas universales. Como en los mejores trabajos de Resnais, el film se desarrolla bajo enigmas liricos con un proposito, aunque el perfil familiar que emerge de la narración es calido y penetrante. Las interpretaciones magnificas y la banda de sonido hollywoodense de Miklos Rozsa le dan un toque monumental y una profundidad ostensible, y las observaciones lucidas de Resnais respecto del proceso de cómo se constituye cualquier ficcion son bellas y alucinantes. (Jonathan Rosenbaum, Chicago Reader)

Miércoles 4 de julio, a las 20.30hs:
Fuera de juego, de Jafar Panahi, Irán, 2006.
88 minutos / Apta para todo público
A las 19.o0 se proyectará Los espigadores y la espigadora, de Agnes Varda, Francia, 2001.

La quinta película del realizador de El círculo vuelve a explorar, como en aquella oportunidad, la posición de la mujer en la sociedad iraní, siendo esta ocasión más accesible y divertida aunque no menos ambiciosa sociológica y estéticamente. La anécdota, el motor de la historia: un partido de fútbol entre Bahrain e Irán que define la clasificación para el mundial de Alemania 2006, y el deseo de muchas mujeres de ver en la cancha tal evento deportivo. El problema es que el acceso a los estadios está prohibido a las mujeres, y éstas entonces eligen disfrazarse de hombres para acceder a la cancha. Inteligente y cómica, Fuera de juego no tiene un protagonista definido, aunque cada personaje permanece en el recuerdo tras finalizar la película. La maestría de Panahi, antiguo colaborador de Kiarostami, es utilizar un elenco de hombres y mujeres que, a través de diálogos precisos y situaciones verosímiles, materializan una idiosincrasia y una cultura atravesada por un conflicto pleno entre tradición y modernidad. El fuera de campo y los planos secuencias son una marca registrada del director, pero aquí se ajusta perfectamente al relato, ofreciendo el mejor suspenso y una incuestionable veracidad, como en la escena magistral cuando una mujer tiene que ir al baño. Más allá de la ficción, Fuera de juego es un ejemplo de cómo hacer crítica social a través de una comedia, el género más propenso a la imbecilidad por la exigencia que de éste se predica. (RK)

Miércoles 11 de julio, a las 20.30hs:
Apuntes de Frank Gehry, de Sydney Pollack, EE.UU, Alemania, 2006.
83 minutos / Apta para todo público FUNCIÓN ESPECIAL DE CINE EXPERIMENTAL: A las 18.45 se proyectará Gerry, de Gus Van Sant, EE.UU., 2002. (No apta para menores de 13 años)

Este documental de Sydney Pollack sobre el arquitecto Frank Gehry, poco tiene que ver con el cine de ficción del realizador. Casi nada emparenta Africa mía y La intérprete con estos Apuntes de Frank Gehry, excepto una necesidad por parte de Pollack de saberse parte de un sistema sin querer dejar por ello el deseo de ser personal. Situación de la que no es ajena Gehry, este heterodoxo e intuitivo arquitecto, más cerca de Le Corbusier y Lloyd Wright que de Guadi, que también suele trabajar por pedido o condicionado por el deseo de un cliente. La amistad del cineasta y el arquitecto se pone de manifiesto en el transcurso de la película, cuyo objetivo es no solo entender la gramática esencial de la creatividad, sino también concebir el espacio mismo como una superficie potencialmente artística. Algunas construcciones son admirables, aunque en algunas ocasiones, por ejemplo en el caso del museo Guggenheim de Bilbao, es ostensible la discontinuidad radical del edificio con la tradición arquitectónica de esa ciudad, a pesar de la positiva afluencia de turismo concomitante a la construcción del museo. De lo que se predica una meditación sobre cómo se construye en donde se habita. (RK)

Miércoles 18 de julio, a las 20.30hs:
Me voy a casa, de Manuel de Oliveira, Portugal, 2001. 90 minutos / No recomendada para menores de 13 años
FUNCIÓN ESPECIAL DE CINE EXPERIMENTAL: A las 18.45 se proyectará Taurus, de Alexander Sokurov, 2001. (No apta para menores de 13 años)

Esta película del maestro portugués Manuel de Oliveira —la cuarta desde que cumplió 90 años—, fue realizada en 2001 y está ambientada en París (que pocas veces hemos visto tan bella o ha sido evocada con tanto afecto). La trama se centra en un famoso actor francés de unos setenta años (Michel Piccoli en su mejor momento) que está aprendiendo a enfrentar la soledad luego de que un accidente automovilístico cobrara las vidas de su esposa, hija y yerno. La película muestra al protagonista trabajando junto a la coprotagonista, Catherine Deneuve, en la representación teatral de la obra de Ionesco El Rey se muere, luego en el papel de Próspero en una producción francesa de La tempestad y, más tarde, tratando de hablar en inglés en una adaptación del Ulises de James Joyce, dirigida por John Malkovich. Pero Oliveira es igualmente atento como respetuoso cuando su héroe disfruta de rituales cotidianos tales como jugar con su nieto o leer el diario con su café expreso. Por tratarse de un film sobre el dolor que supone la pérdida de un ser querido, es una película sorprendentemente liviana. Si bien esta simplicidad es engañosa, puede ser la obra más accesible de Oliveira que hayamos visto hasta la fecha, una obra maestra de uno de los mejores cineastas del mundo. (JR)

Miércoles 25 de julio, a las 20.30hs:
Hiroshima, mi amor, de Alain Resnais, Francia, Japón, 1959 90 minutos / No recomendada para menores de 18 años FUNCIÓN ESPECIAL DE CLASICOS: A las 19.00 se proyectará Vivir su vida, de Jean Luc Godard, Francia, 1962. (No apta para menores de 13 años)

Esta revolucionaria película de 1959 de Alain Resnais trata sobre el “amor imposible” entre una actriz francesa y un arquitecto japonés. Integrando pasado y presente, imágenes poéticas y secuencias documentales, música y diálogos de Marguerite Duras, la película logró un equilibrio estructural de tal poder emocional e intelectual, que dejó al público sin palabras. Su manera de reacomodar las impresiones emocionales y temporales es cosa del pasado para los cineastas actuales (e incluso para directores de comerciales televisivos), pero las contribuciones de Resnais a la Nueva Ola son virtualmente incalculables. (Don Drucker, Chicago Reader)


DURANTE TODO EL MES DE JUNIO, A LAS 19.15M Y CON ENTRADA GRATUITA SE PROYECTARÁ CUANDO EL DIQUE SE ROMPIÓ, DE SPIKE LEE, EE.UU., 2006. ESTE DOCUMENTAL SOBRE LOS EFECTOS DEL KATRINA SOBRE LA POBLACIÓN DE NUEVA ORLEANS FORMA PARTE DE UN PROYECTO DE CONCIENTIZACIÓN ECOLÓGICA A CARGO DE LA MUNICIPALIDAD DE LA CUMBRE. DEBIDO A LA EXTENSIÓN DEL FILME DE LEE, CUATRO HORAS, SE PROYECTARÁ EL FILM EN 4 ACTOS, CORRESPONDIENTES A LOS 4 MIÉRCOLES DEL MES. EN LA PRIMERA SEMANA DE JULIO, EN EL MISMO MARCO DE CONCIENTIZACIÓN SE PROYECTARÁ A LAS 19.00, LA ESPIGADORA Y LOS ESPIGADORES, DE AGNES VARDA, FRANCIA, 2000. TAMBIEN SE TRATA DE UNA FUNCIÓN GRATUITA.

jueves, mayo 10, 2007

ALGUNOS ESTRENOS DE ABRIL 2007

**** Obra maestra *** Hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible · Sin valorpor

Roger A. Koza.

Ser y tiempo

El árbol, Argentina, 2006.
Escrita y dirigida por Gustavo Fontán.

*** Hay que verla

La notable película de Fontán no habrá de ser para todo público, pero es esencialmente un film sobre la esencia del cine, cuya poética alcanza en algunas secuencias el carácter de lo sublime.

En la última edición del festival de cine de Mar del Plata, el crítico Peter van Beuren, en la sección denominada Cine del futuro , decía que hay muchas películas para ver pero que éstas están escondidas. El árbol es un título casi fantasma, pues a diferencia de productos como 300 , su campaña publicitaria equivale a un grado cero de difusión.

Es menester entonces dar testimonio de que existe un filme notable de 65 minutos de duración, un ensayo de naturaleza documental sobre lo extraordinario y poético del mundo cotidiano, el tiempo, el envejecimiento y la interacción entre la naturaleza y el hombre, aunque la belleza cinematográfica de El árbol es precisamente volver a postular la originaria pulsión del cine, su trágica dimensión filosófica: atrapar el tiempo, mostrar la duración de lo que existe en su devenir. El padre de la crítica cinematográfica, André Bazin, ya señalaba en la genealogía del cine la pretérita práctica de la momificación. El cine es tiempo embalsamado y condensado en luz.

Puede ser desconcertante ver un filme cuyo nudo narrativo es la discusión intermitente entre una pareja de ancianos respecto de cortar o no una de las acacias de la entrada de la casa en la que viven. Pero es edificante entender por qué se discute, y cómo Gustavo Fontán responde a ello sin ser explícito. Del registro poético de la vida cotidiana de sus padres, que se inicia en la primavera de 2004 y que finaliza en el otoño de 2005, se predica la respuesta, elíptica aunque verificable hasta el último segundo de la película. Y si bien la totalidad del film transcurre en una casa de Banfield, no es la claustrofobia el sentimiento dominante, sino una suerte de júbilo naturalista que transfigura el hogar en un espacio cósmico en miniatura.

En efecto, El árbol pertenece a una tradición cinematográfica en la que la contemplación es un método de trabajo por el cual se obtiene de lo que es visible pero no se ve un hallazgo de la hermosura física y artística del mundo. Al igual que Érice en El sol del membrillo y Guerín en Tren de sombras, Fontán advierte que el cine es ver el tiempo y la mutación de los seres en su duración. Así, un plano de abejas en el árbol, las hormigas flotando en el agua de lluvia sobre el patio, la tormenta pegando sobre la ventana son vestigios del devenir, aunque el pasaje en el que los dos ancianos se van a dormir y el tictac del reloj del living se vuelve omnipresente compendia la búsqueda de un cineasta por retratar al tiempo. Es un momento asombroso, anunciado previamente en la escena en la que los ancianos ven viejas diapositivas, y que permite también apreciar la concepción general del sonido del filme. Hay aquí un sistema de relevos entre sonido e imagen que le hubiera encantado a Bresson.

Al inicio una cita del poeta entrerriano Juan L Ortiz anuncia un camino poético. Acaso El árbol es una meditación sobre el habitar, que implica, ontológicamente, pensar el tiempo y el ser. Poéticamente habita el hombre sobre la tierra, decía el poeta Hölderlin. Sentencia que Ortiz podría haber escrito y Fontán materializa en esta película única.

¿Amores platónicos?

Cambio de dirección, Francia, 2006.
Escrita y dirigida por Emannuel Mouret.

** Válida de ver

Imperfecta aunque siempre inteligente y paradójicamente cándida, el cuarto largometraje de Mouret permite constatar que este género, la comedia romántica, puede tener otra grámatica que la dictada por el canon de California y Nueva York.


Francia, el país cinéfilo por excelencia, posee una cinematografía diversa. La ominosa selección “natural” del mercado vernáculo ha reducido el cine galo a un par de nombres consagrados como Depardieu, Auteil, Huppert, Deneuve. Todavía se estrena Chabrol, ocasionalmente Godard y Rohmer, Rivette jamás. Pero el cine francés es un universo pluralista, en donde realizadores como Guédiguian, Dumont, Denis, Desplechin, entre otros, dan cuenta que la noción dominante que pueda tener un espectador argentino de esta cinematografía se predica de un reduccionismo de mercado.

El estreno de Cambio de dirección suministra un poco de oxígeno en una cartelera escrita casi siempre en inglés; es también la oportunidad de conocer a un realizador de una nueva generación de una tradición específica, la francesa, y ver cuán distinta es la concepción de una comedia romántica francesa a la norteamericana.

David, interpretado por el realizador, toca el corno y acaba de llegar a Paris. Está en búsqueda de un lugar para vivir. Azarosamente, una joven, Anne, lo invita a subalquilar su departamento. Convivir es dialogar, así que surge una amistad no desprovista de cariño, mientras que ambos creen haber encontrado en otros, una alumna y un estudiante de lingüística, el verdadero amor.
Desde su estreno mundial en la Quinzaine des Realizateurs del festival de Cannes 2006, el cuarto largometraje del joven Mouret ha sido comparado estilísticamente con el cine de Rohmer. En la publicación de Variety del festival se anunciaba: “Cambio de dirección: cuando Rohmer se encuentra con Woody Allen”.

No hay duda de que Cambio de dirección tiene un toque Rohmer, próximo a títulos como Cuento de verano y Tres romances en París. Pero si Allen se ha convertido al Narcisismo, como confiesa en Scoop, y quizás por eso ya no hace buenas películas, el film de Mouret poco y nada remite a Allen, excepto por el papel predominante que tiene la palabra. Más que a Allen, Moulet se emparenta al Linklater de Antes del amanecer, otro realizador que concibe el diálogo como un elemento constitutivo del romance.

He aquí una comedia romántica sin catarsis, sin giros de cámara alrededor de un beso conciliatorio, sin primeros planos. Se podría objetar la total ausencia de erotismo, no porque los personajes no tenga sexo, sino por el desinterés de mostrar un pezón o una nalga. El tema es el amor platónico, aunque sesgadamente se lo critica hasta sugerir un romanticismo lúcido asentado en la conversación. En efecto, se postula a la conversación como un método de exploración junto a otro respecto del impreciso y caótico mundo de los sentimientos.

Si el filme tiene una deficiencia es la de no percibir cómo el romance es una experiencia que participa de un contexto social que lo condiciona, acaso una omisión propia de los realizadores de clase media. El Paris de Mouret desconoce el malestar social, a pesar de que un robo callejero precipita un giro sentimental inesperado.

Elegante y circunspecta, el naturalismo de Cambio de dirección es una pócima de buen cine, ideal para contrarrestar ese tipo de romances millonarios en donde se comulga con la obscenidad de las estrellas de un limbo llamado Hollywood.

TODAS LAS CRÍTICAS HAN SIDO PUBLICADAEN EL DIARIO LA VOZ DEL INTERIOR DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA DURANTE EL MES DE ABRIL 2007
COPYRYLEFT 2000-2007/ ROGER ALAN KOZA

miércoles, abril 11, 2007

PROGRAMACIÓN COMPLETA ABRIL Y MAYO DEL CINECLUB CON LOS OJOS ABIERTOS EN LA CUMBRE, VILLA GIARDINO Y VALLE HERMOSO

El cinismo está a la orden del día, al menos en materia cinematográfica. Una película enraizada en una misantropía trivial que glorifica la violencia y distancia al espectador de aquello que ve, de tal modo que una bala en un cuerpo es motivo de carcajada, ha ganado el premio de la academia. Sí, Scorsese ganó, finalmente, un Oscar como director, su película, Los infiltrados, también, y todos, espectadores, gente de la industria y críticos, parecen festejar el supuesto acto de justicia estética.
El Oscar organiza y consagra el estándar de lo que se entiende por cine. El Oscar como autoridad incuestionable. Del mismo modo que con el poderoso vocablo Ciencia, que en su nombre hasta se legitima la acción de un detergente, con el Oscar se legitima un cine pusilánime incapaz de cuestionar el orden simbólico vigente, incapaz de apostar al potencial humano dispuesto a soñar con otras formas de vida, incapaz, fundamentalmente, de transformar el séptimo arte en un vehículo democrático de conocimiento.
El intento de este cineclub es contrarrestar y dar batalla a una lógica de la imagen que no devela el mundo. Se trata de mostrar el amor, el odio, la rabia, la injusticia, lo extraordinario, la belleza, la risa, sin tener que ver el rostro de Tom Hanks y las temibles monerías de Cameron Diaz, o soportar la risa sarcástica de Jack Nicholson, todos ellos ciudadanos ilustres de limbo. Otro cine es posible. El de Herzog (foto), el de Albert Serra y su Honor de caballería (foto), el de Linklater, Pialat, Hou.
Roger Alan Koza, programador.

LA CUMBRE

Miércoles 18 de abr
il, a las 20.30hs: película de apertura
La nación de la comida rápida, de Richard Linklater, EE.UU., 2006.
114 minutos / No recomendada para menores de 16 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Sentimiento, de Todd Solondz, EE.UU., 1984.
Esta adaptación del reciente best-seller escrito por Eric Schlosser de título homónimo no tiene la elegancia de Antes del atardecer o la innovación formal de Despertando a la vida (o su versión mejorada de animación en A Scanner Darkly) pero es una película ambiciosa que intenta pensar estructuralmente el orden económico y simbólico de una nación patológica, la estadounidense. La nación de la comida rápida es una versión madura y verdaderamente política de Supersize me, aquel documental simpático sobre un tipo que decide comer comida chatarra por un mes. Aquí, el gerente de una compañía, muy parecida a Burger King, descubre que su hamburguesa tiene gusto a mierda, e inicia una pesquisa sobre la totalidad del proceso de elaboración de la misma. Linklater ensambla una narración coherente que intenta demostrar el conjunto de los factores políticos y sociológicos involucrados en la producción de alimentos, de lo que se predica no solo una dietética específica sino una ética determinada. En efecto, una hamburguesa conlleva una historia secreta de explotación: obreros mejicanos ilegales, cinismo corporativo, resentimiento de clase y una insatisfacción social generalizada que come literalmente mierda. Somos los que comemos, dicen los macrobióticos. (Roger Koza, programador)

Miércoles
25, a las 20.30hs: La rueda del tiempo, de Werner Herzog, Alemania, 2003.
80 minutos / Apta para todo público Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Hércules, de Werner Herzog, Alemania, 1962.
Este documental sorprendente sobre una fiesta y rito de iniciación budista, el Kalacakra, no parece ser un tópico ortodoxo para el heterodoxo Werner Herzog, pero una mirada atenta podrá constatar que el realizador de Aguirre, la ira de Dios, ha estado siempre interesado en los fenómenos extremos, siendo la religión experimentada como un paso más allá de la existencia ordinaria una variante del catálogo de sus intereses. Aquí se puede ver desde devotos que se postran por miles de kilómetros hasta llegar a Bodh-Gaya, India, el lugar en donde el Buda histórico se iluminó sentado bajo un árbol, hasta el Dalai Lama explicando algunos conceptos característicos del Budismo, aunque son las imágenes de Herzog las que ilustran con mayor precisión esta pasión colectiva por una religión en cuyo centro domina el vacío y la única certeza es la impermanencia de todo. (RK)

Miércoles 2 de mayo, a las 20.30hs:
El bigote, de Emmanuel Carrère, Francia, 2005.
85 minutos / No recomendada para menores de 13 años Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Yo te saludo Sarajevo, de Jean Luc Godard, 1993.
La opera prima del novelista Emmanuel Carrère se centra en la vida de un arquitecto, interpretado por el excelente
Vincent Lindon. Un día el protagonista reside rasurar su bigote tras 10 años de conformar parte de su rostro. El problema es que ni su mujer, ni sus amigos, ni sus compañeros de trabajo perciben el sutil aunque esencial cambio. Tal desconocimiento implica la total desestabilización psíquica del arquitecto que termina huyendo a Hong Kong. Una comedia lúcida y muy fina sobre la identidad y el modo en el que uno se percibe a sí mismo, aunque también un retrato indirecto de la alienación cotidiana. (RK)

Miércoles 9 de mayo, a las 20.30hs:
La mitad de Nelson, Ryan Fleco y Ann Boden, EE.UU., 2006. 102 minutos / No recomendada para menores de 18 años
FUNCIÓN ESPECIAL DE CINE EXPERIMENTAL A LAS 18.30HS: Honor de caballería, de Alberto Serra, España, 2006.
Una conquista apasionada y compasiva sobre un retrato de una vida, este debut de los guionistas Ryan Fleco y Ann Boden se centra sobre tres personajes complejos: un profesor de historia secundaria, radicalizado políticamente (Ryan Gosling), devoto de su trabajo pero también adicto al crack, un temeraria estudiante de 13 años (Shareeka Epps) que le cuenta a su profesor un secreto y conforma un lazo afectivo con él, y un dealer local (Anthony Mackie) que empleó al hermano de la estudiante antes de ir a la cárcel y ahora pretende cuidarla. Bellamente interpretada y reveladora en sus acertijos morales, todas las historias de estos personajes son impredecibles. El personaje interpretado por Gosling es el protagonista más creíble de todas las películas estadounidenses que he visto durante el año; acaso inmaduro y desordenado, pero carismático, multifacético y sincero, del tipo que no podemos eludir sin eludir alguna parte de nosotros mismos. (Jonathan Rosenbaum, Chicago Reader)

Miércoles 16 de mayo, a las 20.30hs:
The tracker, de Rolf de Heer, Australia, 2003.
94 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el mediometraje Última palabra, de Werner Herzog, Alemania, 1968.
Desde que este western de Rolf de Heer fue exhibido como la joya de la apertura del festival de cine de Melbourne, ha permanecido en mi memoria como la mejor película australiana que he visto en años. El actor aborigen David Gulpilil (Walkabout) ofrece una interpretación memorable como un lector de huellas mientras que ayuda a tres policías montados a encontrar a un sospechoso de asesinato en 1922, y aunque el film puede remitir a Dead Man de Jim Jarmusch en su historia de persecución inexorable, su sentimiento poético respecto de la Historia y el paisaje, y la banda de sonido (escrita e interpretada por el músico aborigen Archie Roach), poseen una identidad propia. (Una de sus logros es utilizar pinturas de Peter Coad, especialmente concebidas para la película, para mostrar cada momento de violencia que se suscita en la trama). (JR)

Miércoles 23 de mayo, a las 20.30hs:
Los niños del barrio rojo, de Zana Briski y Ross Kauffman, EE.UU., 2004.
83 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Nueva dirección, de Juan Diego Vélez Funes, Argentina, 2006.
La fotógrafa Zana Briski viajó a Calcuta en 1997 para fotografiar el distrito rojo y se hizo amiga de varios niños hijos de prostitutas; en su viaje posterior les facilitó cámaras para fotografiar y les enseñó lo esencial de la fotografía. Como se documenta en esta película del 2004 de Briski y Ross Kauffman, los chicos no retrataron la servidumbre sexual, sino como suele ocurrir con el arte realizado por niños, sus fotos irradiaban frescura y a veces una gran vitalidad. Así, la historia en sí se convirtió en una experiencia viviente, sobre todo cuando Briski organiza una muestra de las fotos en Nueva York y en Calcuta, embarcándose además en una fuerte campaña para que estos niños accedan a colegios decentes y no tengan que ser absorbidos por un rumbo fatal. Pero el verdadero drama pasa por ver cómo la educación artística de los niños agudiza la percepción de la identidad, cambia el modo en cómo observan el mundo, y genera cierto orden sobre la dolorosa vida en sus hogares. (J.R.Jones, Chicago Reader)

Miércoles 30 de mayo, a las 20.30hs:
Mi tío de America, de Alain Resnais, 123 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Comida, de Jan Svankmajer, República Checa, 1993.
Esta obra maestra del realizador de Noche y niebla, un éxito sorprendente en su país, combina divulgación científica y narrativa, ciencia y ficción, de tal modo que el conjunto es un ensayo fluido y lúcido, aunque perturbador (y reduccionista), de nuestros comportamientos más inconscientes pero también visibles y reconocibles. Bajo el marco conceptual del ya fallecido Henri Laborit, un heterodoxo neurólogo conductista, tres personajes, interpretados por Depardieu, Nicole Garcia y Roger Pierre, ejemplifican una teoría sobre la conducta basada en la división de nuestro cerebro en tres secciones, en donde el homo sapiens es al mismo tiempo, un reptil, un mamífero y un ser humano propiamente dicho. Quizás pueda molestar ser equiparados con ratas de laboratorios, pero ver el desenvolvimiento de un político, una actriz y un gerente empresarial, y sus dramas, pasiones y fantasías, convierte a todo el experimento en un espejo temible y fascinante en el que cualquier espectador puede ver su propio rostro, su propio deseo. La puesta en escena es magistral, y la inteligencia formal de Resnais compite en exactitud con las apariciones de Labortit explicando los laberintos pulsionales de la naturaleza humana. (RK)

VILLA GIARDINO

Domingo 15 de abril, a las 20.00hs: película de apertura The tracker, de Rolf de Heer, Australia, 2003. 94 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal habrá una presentación de la programación anual.
(Ver crítica más arriba)

Domingo 22 de abril, a las 20.00hs:
Madeinusa, de Claudia Llosa, Perú, 2005.
100 minutos / No recomendada para menores de 16 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Nueva dirección, de Juan Diego Vélez Funes, Argentina, 2006.
La opera prima de Llosa, una meditación libre y personal sobre el choque entre modernidad (clase media) y tradición (campesinos), es más una fantasía surrealista que un ejercicio predecible en el tan mentado realismo mágico característico de cierto cine latinoamericano. Más intuitiva que intelectualmente rigurosa, Llosa imagina un pueblo perdido en las montañas, en donde durante las pascuas sus habitantes son libres de experimentar todo tipo de pecados. Dios está muerto y pronto resucitará, y con ello, el retorno a las buenas costumbres. Madeinusa es el nombre de una joven, quien tras su encuentro con un gringo de Lima en plena festividad habrá de cambiar las coordenadas simbólicas de su vida, de lo que se predica una mirada política sobre la interacción entre dos culturas antagónicas. Este film ganó en muchos festivales (Rótterdam, Hamburgo), aunque la recepción en el Perú ha dividido la opinión del público y los especialistas. Visualmente elegante, Madeinusa es polémica por evitar el encomio y el desprecio respecto de una cultura específica, y deja en claro que el paganismo subyace siempre en la experiencia cristiana ortodoxa de un continente convertido por la fuerza. (RK)

Domingo 29 de abril, a las 20.00hs:
La nación de la comida rápida, de Richard Linklater, EE.UU., 2006. 114 minutos / No recomendada para menores de 16 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Sentimiento, de Todd Solondz, EE.UU., 1984.

Domingo 6 de mayo, a las 20.00hs:
Herzog en foco La rueda del tiempo, de Werner Herzog, Alemania, 2003.
80 minutos / Apta para todo público
Antes de la película principal se proyectará el mediometraje El gran éxtasis del escultor de madera Steiner, Alemania, Alemania, 1974.

Domingo 13 de mayo, a las 20.00hs: El bigote, de Emmanuel Carrère, Francia, 2005. 85 minutos / No recomendada para menores de 13 años Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Comida, de Jan Svankmajer, República Checa, 1993.

Domingo 20 de mayo, a las 20.00hs:
La mitad de Nelson, Ryan Fleco y Ann Boden, EE.UU., 2006.
102 minutos / No recomendada para menores de 18 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Terry Tate, de Rawson Marshall Thurber, EE.UU., 2003.

Domingo 27 de mayo, a las 20.00hs:
Persona non grata, de Oliver Stone, Francia, 2003 y Buscando a Fidel, de Oliver Stone, España, 2004.
130 minutos / Apta para todo público
Oliver Stone viene de realizar un bodrio irredimible como Las Torres gemelas, en donde su iracundia política parece haber sido amaestrada por el peor patriotismo que supo conjurar con sus pretéritas películas sobre Vietnam. Sin embargo, previo a este dislate nacionalista, Stone realizó un conjunto de documentales desparejos pero muy interesantes sobre algunos líderes políticos contemporáneos en tensión con su país. Persona non grata intenta retratar al recientemente fallecido líder palestino Yasser Arafat, mientras que Buscando a Fidel repite la fórmula de Comandante, el primer documental sobre el padre de la revolución cubana, aunque en esta oportunidad Stone es más crítico e incisivo. Poco se aprende de Arafat, aunque mucho se entiende de la dirigencia israelí, sus prejuicios, sus limitaciones, sus contradicciones, sus temores. Pero Buscando a Fidel es otra cosa. Allí se registra las tristes consecuencias experimentada por 75 disidentes, tres de ellos ejecutados a una semana de su detención. Stone llega a filmar un diálogo entre algunos detenidos, los jueces y Fidel, un extraño momento en el que lo mejor y lo peor de dicha experiencia política se revela ante una cámara. Lo que Saramago, entre otros, vio como imperdonable del régimen cubano, Stone lo ofrece en imágenes. Fidel da la cara. (RK)

lunes, abril 09, 2007

ESTRENOS DE LA SEMANA

**** Obra maestra *** Hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible · Sin valor

por Roger A. Koza.

Amar es traducir, amar es resistir.

Cartas desde Iwo Jiwa, EE.UU., 2006.
Dirigida por Clint Eastwood. Escrita por Iris Yamashita y Paul Haggis.

**** Obra maestra



Moolaadé -Protección, Burkina Faso, Francia, Marruecos, Senegal, Túnez, 2004.
Escrita y dirigida por Ousmane Sembené.

*** Hay que verla

Dos películas muy diferentes elevan la cartelera comercial, porque dos maestros del medio, uno conservador y el otro progresista, aunque ambos pertenecientes a la tercera edad, demuestran que la senectud no es incompatible con la innovación y la vitalidad, en propuestas en donde lo formal y lo conceptual se combinan perfectamente.


Quizás uno de los pocos momentos decentes de la ya olvidada, por su trivialidad obscena y chauvinismo soberano, ceremonia de los oscar, fue ese extraño y cálido pasaje en el que Ennio Morricone agradecía en italiano y Clint Eastwood traducía simultáneamente al maestro de música para que una audiencia pletórica de estrellas monolingües pudieran entender. ¿Eastwood traductor?

Que un director de cine identificado con esa potencia prepotente denominada Estados Unidos, cuya aventura imperialista en Irak sigue vigente como si fuera un éxito de taquilla, decida revisar una batalla pretérita desde el punto de vista del enemigo debería llamar la atención. Más todavía, cuando el filme en cuestión está íntegramente hablado en japonés, y funciona además como un contrapunto cultural de un film que le precede en el que Eastwood visualiza el mismo conflicto bélico pero desde la perspectiva estadounidense.

La invasión a la isla de Iwo Jiwa duró un poco más de un mes, a principios de 1945. 100.000 aliados contra 22.000 representantes del emperador Hirohito. La táctica nipona, a cargo del general Kuribayashi, interpretado magistralmente por Ken Watanabe, fue la construcción de unas 5.000 cuevas para defender un territorio estratégicamente significativo. El blanco siguiente, ante la derrota, era Tokio.

En ese contexto histórico Eastwood elige un tipo específico de texto, un género literario capaz de respetar la diferencia cultural aunque también de apelar a un espíritu universal: la carta. En efecto, son las cartas escritas por soldados japoneses lo que hilvana parte de la narración, en la que un conjunto de justificados flashbacks humanizan a estos soldados, cuyos valores abstractos evidencian que se trata de un mundo distinto. Entre la guerra y el recuerdo, el deber y la memoria, la patria y la existencia, Cartas de Iwo Jiwa postula la única tesis razonable que un film antibélico puede sostener: en la guerra no hay ni vencedores ni vencidos, sólo sobrevivientes.

¿Dos películas? Seguro, dos concepciones de mundo que necesitan estar separadas para que, paradójicamente, puedan constituir un espacio mínimo en donde el Otro siendo otro pueda ser comprendido en su inquietante diferencia. En ese sentido, el esfuerzo del realizador ya no sólo consiste en aprender un lenguaje, sino en poder experimentar el mundo desde el horizonte cultural cuya implicancia alcanza hasta la percepción misma del cuerpo. Es por eso que hay un pasaje que se repite en ambas películas, y coincide con un suicidio ritual colectivo en donde el despedazamiento del cuerpo humano acentúa las desavenencias entre culturas. Eso incluso tiene un correlato en las escenas bélicas: la representación del campo de batalla y los movimientos de combate son desemejantes.

A diferencia de la misantropía festiva de Los infiltrados, y de Babel, cuya axioma es amo a la humanidad pero odio a los hombres, Las cartas de Iwo Jiwa describe una humanidad belicosa aunque sus soldados, de ambos bandos, son hombres que aman, sufren, obedecen y sueñan. Spielberg y su soldado Ryan habrán alterado nuestra percepción de la guerra, pero no cómo pensarla. Ambos filmes de Eastwood, junto con La delgada línea roja , son la excepción de una regla de todas las películas de guerra: un reclutamiento por otros medios. Tanto Eastwood como Mallick entienden que conocer el rostro del enemigo, de entenderle en su habla, es dislocar la pulsión belicosa. Intuyen que la traducción es una forma de amar.


Mientras que el noveno BAFICI abrió el último martes a la noche con un excelente filme africano, Bamako , de Abderrahmane Sissako, aquí en Córdoba se estrena la última película del padre fundador del cine africano, Moolaadé o Protección , de Ousmane Sembéne, cuyo término en wolof traducido al español significa protección.

Es una oportunidad única para desmarcarse de dos prejuicios dominantes en el imaginario colectivo a la hora de escuchar la palabra África: el primero, difundido por películas bienpensantes como Diamante de sangre o secretamente perversas como El jardinero fiel, en donde el continente es representado como un conjunto de calamidades inalterables, excepto si los buenos hombres blancos intervienen en la ayuda de los desamparados. A este paternalismo caucásico, le sigue un prejuicio fundado en la ignorancia: África es casi un equivalente a Animal Planet. Hay cebras, jirafas, leones, quizás Tarzán, aunque se sospecha de que vive una multitud sin rostro, supuestamente primitiva, acaso inconmensurable.

Pero he aquí un filme sobresaliente que viene a desvirgar nuestra inocencia. He aquí un filme de un maestro de 84 años con una carrera impecable, tanto como cineasta como novelista. En Protección, segundo film perteneciente a una trilogía que celebra y reconoce el heroísmo de la mujer africana en su vida cotidiana, Sembéne ejemplifica narrativamente la noción de resistencia política: las mujeres de una aldea destituyen el poder clerical masculino negándose a extirpar el clítoris de sus niñas. Es una práctica pretérita destinada a “purificar” a la mujer, aunque todavía ejercitada en 28 estados del África contemporáneo. Y como Sembéne habrá de señalar: su genealogía no es religiosa.

Todo comienza cuando Mama Colle decide decretar el Moolaadé, una suerte de protección tribal, aquí convocado para evitar la ablación del clítoris de cuatro niñas. La institución de este sistema de auxilio implica tan solo que Colle pronuncie la palabra e instituya, gracias a una soga de colores múltiples, una zona libre del alcance de la Salindana, el grupo de mujeres encargadas de “purificar” a las niñas. Es un universo simbólico, y la palabra tiene un poder. A una superstición se le responde con otra.

Por momentos, Protección puede parecer un film sencillo con un objetivo narrativo ostensible. No obstante, una mirada más atenta puede develar en la fina construcción de su relato una crítica más compleja a la sociedad que retrata, cuya prueba excelsa habrá de verificarse en algunos personajes no carentes de ambigüedades, como aquel vendedor conocido como el mercenario y el joven futuro líder del pueblo que regresa de Europa.

No es un relato exento de dramatismo, mas esta cultura africana parece denotar una jovialidad y vitalismo que compensa el rigor y el drama de la contienda ante el falocentrismo primitivo de los administradores religiosos de la comunidad. Por eso, un espectador atento no dejará de sorprenderse ante la densidad informativa que el filme ofrece. Su puesta en escena es un viaje material y orgánico a una comunidad específica.

Un filme singular y universal; un filme que descubre una cultura desconocida, a pesar de que los derechos en cuestión son reconocibles por cualquier espectador de nuestro mundo.


TODAS LAS CRÍTICAS HAN SIDO PUBLICADAEN EL DIARIO LA VOZ DEL INTERIOR DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA (5 y 6/04/07)
COPYRYLEF 2000-2007/ ROGER ALAN KOZA

miércoles, marzo 28, 2007

RECOMENDACIONES PARA EL BAFICI 2007

Por Roger Alan Koza

El noveno BAFICI tiene una oferta de aproximadamente 500 películas. ¿Cómo se hace para elegir? No tengo la menor idea. A continuación, como suelo hacerlo por mail, hay una lista de algunas de las 500 películas que he visto en otros festivales o que he programado para los cineclubes. Sobre la que he visto, me hago responsable absoluto de lo que digo al ponerle un número al lado de la película. El resto depende de comentarios o críticas leídas. Mis referencias han sido Jim Hoberman, Jonathan Rosenbaum, Adrian Martin, Kent Jones, Olaf Möller, Mark Peranson, Quintín (que pueden leer algunas cosas suyas sobre el próximo BAFICI en www.lalectoraprovisoria.wordpress.com), Tony Rayns, entre otros.
Me parecen imperdibles: la retrospectiva de Tati, si es que va en copias nuevas. Los filmes de Pedro Costa, Apichatong Weerasethakul, Alberto Serra y Bong, me parecen películas fundamentales. Debe haber otras. Hay retrospectivas varias, pero Pennbacker, la hija de James Benning, Peter Whitehead, me resultan interesantes. A continuación va la lista: las vistas tiene número; las que tengo buenas referencia van con: E (excelente), MB (muy buena) I (interesante).
La película de apertura es Bamako, de Sissako (10). Creo que también va El otro, de Ariel Rotter (8+) como apertura. No las veo en el catálogo on line.


LA LISTA

La competencia oficial
El telón de azúcar de Camila Guzmán Urzúa: 7+
Old Joy de Kelly Reichardt: E
Bucarest 12:08 de Corneliu Porumboiu: E

La competencia nacional
M de Nicolás Prividera, 9+

En Panorama
Madonnen de Maria Speth: MB
Summer ‘04 de Stephan Krohmer: 8 (La vi en alemán, pero pude seguirla y sin entenderlo todo sé que es muy buena)
O céu de Suely de Karim Aïnouz: 7+
Les Amitiés Maléfiques de Emmanuel Bourdieu: MB (la vi en Cannes porque se trata del hijo de Pierre, el sociólogo, pero no tenía subtítulo en inglés, así que no entendí casi nada)
Factotum de Bent Hamer: 7
Cá brule, Claire Simon: 7+

Cine del Futuro
Deserto feliz de Paulo Caldas: 8+
El tiempo que se queda de José Luis Torres Leiva: MB
Geo-Lobotomy de Kim Gok / Kim Sun: MB (Estos tipos tratan de llevar Marx y Deleuze a la pantalla; están muy locos)
Schopenhauer de Giovanni Maderna: I
Honor de cavallería de Albert Serra 10
Betelnut de Heng Yang: MB

Panorama democráticos
Cocalero, Alejandro Landes, 7+

Trayectorias
Woman on the Beach de Hong Sang-soo: 8+
Más allá del espejo de Joaquín Jordá: MB
Fay Grim de Hal Hartley: I
State Legislature de Frederick Wiseman: E (no para todo el mundo)
Corazones de Alain Resnais: MB
Le Papier ne peut pas envelopper la braise de Rithy Panh: MB
It’s Winter de Rafi Pitts: 8+
Il Regista di matrimoni de Marco Bellochio: E
Qui loro incontri de Jean-Marie Straub y Daniéle Huillet: E
L’Udienza è aperta de Vincenzo Marra: 9
Hana de Kore-eda Hirokazu: MB
It’s Only Talk de Ryuichi Hiroki: I
Tarachime de Naomi Kawase: E
Juventude em marcha de Pedro Costa: 10
Syndromes and a Century de Apichatpong Weerasethakul: 10
I Don’t Want to Sleep Alone de Tsai Ming-Liang: 9+

La comedia independiente
Tales Of The Rat Fink de Ron Mann: MB
For Your Consideration de Christopher Guest: MB

La tierra tiembla
The Prisoner or: How I Planned to Kill Tony Blair de Petra Epperlein / Michael Tucker: MB
Day Night, Day Night de Julia Loktev: 9
Jesus Camp de Heidi Ewing / Rachel Grady: 8
My Country, My Country de Laura Poitras: MB

Diálogos
Belle de Jour de Luis Buñel 8
Belle toujours de Manoel de Oliveira 8
Dong de Zhang-ke Jia MB
Still Lifede Zhang-ke Jia E
La Chinoise de Jean-Luc Godard 10

Nocturna
Duelist de Lee Myung-se: MB
The Host de Bong Joon-ho: 10
The Twin Dragons de Ringo Lam / Tsui Hark: MB
Big Bang Love: Juvenile A de Takashi Miike: MB
Retribution de Kiyoshi Kurosawa: MB
Bakushi de Ryuichi Hiroki: I
Shortbus de John Cameron Mitchell: I

Música
Fabricando Tom Zé de Décio Matos Jr: 7+
Opera Jawa de Garin Nugroho: E
Princess Raccoon de Seijun Suzuki: 10
My name is Albert Ayler de Kasper Collin: 7+

Personas y Personajes
A casa de Alice de Chico Teixeira: 7+
The Journals of Knud Rasmussen de Norman Cohn / Zacharias Kunuk: E

Otras películas que no sé en qué sección están:

Copacabana, Martín Rejtman: MB

Lo que sé de Lola, Javier Rebollo: 9

PRÓXIMAMENTE: Festival de cine de Guadalajara; BAFICI+Mar del Plata; y desde el 15, publicación semanal de los estrenos de CBA.


lunes, marzo 05, 2007

PÁEZ: EL CINE Y LA MÚSICA

Fito Páez: su mundo no cabe en una canción
por Roger Alan Koza

En poco tiempo se estrena su segundo largometraje, ¿De quién es el portaligas? Recientemente salió editado su última placa, El mundo cabe en una canción. Pero durante todo el mes de enero, Fito Páez, como acostumbra a hacerlo, descansó en la sierras de Córdoba, más precisamente en la localidad de La Cumbre. Quienes viven allí, saben que es un lugar elegido por artistas, y no causa sorpresa ver entonces a Páez tocando el piano del café La Gran Aldea en una noche de verano. Discreto aunque presente, Páez, que junto a Spinetta y García, comparte un concepto poético-musical que excede la mera idea de canción, es algo así como la nueva adquisición del elenco semiestable de La Cumbre. Y mientras descansa no deja de tantear nuevas cadencias para futuros temas, sin imaginar también algún plano secuencia posible para un filme no muy lejano en el tiempo. Páez, un noctámbulo confeso, combina sus secciones musicales después de la medianoche con La Salvaje lejanía azul de Herzog y otras películas que funcionan como nutrición simbólica para su oficio de cineasta. Muchos pensaron que Vidas privadas era el capricho de un músico exitoso. Pero para quienes supieron ver un valor estético y político en su primer filme descubrían allí a un posible realizador. En efecto, cine y música son los caminos elegidos por él como artista. De La Cumbre, del cine y, lógicamente, de la música, hablamos con él mientras se preparaba para su show que después hiciera en Villa María. El puntapié inicial de un año no desprovisto de desafíos y proyectos.

1¿Cómo entendés hoy el arte, cuál es su función, en búsqueda de que estás como artista?

Todos sabemos que el arte es una expresión inútil y ese es el motivo por el cual un montón de gente se interesa en él, aunque cada vez menos. En algún momento se pensó que podía modificar conductas sociales en gran escala, creo que es una gran falacia. Con un poco de suerte puede hacernos emocionar y darle sentido a todas las barbaridades que habitan nuestro corazón en un momento. Eso si, hay que estar predispuesto y preparado, te diría, para comprender y disfrutar las expresiones humanas, no vaya a ser cosa que ese día pase algo especialísimo en tu vida y después tuviste que escribir sobre la última de Almodóvar y decís que no te gustó. Vivimos por otro lado una democratización de las expresiones y eso hace que el concepto de arte se amplíe o desaparezca. Creo que hay algo allí que por lo menos me parece simpático. Es una buena época para que dejen de florecer los comisarios de todos los lenguajes y vuelvan los artistas. Gente lúcida, desprejuiciada, activa, sin miedos estéticos y que sacuda un poco la época. Eso si, creo que todos lo necesitamos ante tanta pasteurización. Nunca se sabe que se busca, pero si se busca algo, se busca algo que no se encuentra.

2- ¿Qué podés hacer con el cine que no podés hacer con la música? ¿Por qué el fotograma en vez del pentagrama? ¿Cómo se combinan dos prácticas estéticas, semejantes y diferentes, si se quiere? ¿Como te ves en el mapa del actual rock argentino? ¿Qué está pasando?

La música solo conlleva las imágenes del propio espíritu del oyente. La imagen funciona como una máquina mucho más ordenada y dictatorial. Todo tiene sus pros y sus contras. Las dos cosas invitan a la inteligencia, al placer y a contar el mundo, así que son dos drogas irresistibles. Con sus lenguajes bien específicos y diferentes, pero siempre hay algo de una disciplina que me hace pensar en la otra. La composición a la escritura, la dirección de arte a los arreglos, el montaje a la mezcla del álbum, la dirección de actores a la de los músicos, etc. En cuanto a la música popular argentina creo que hay un antes y un después de los 90. La música popular argentina ya es una tradición centenaria y de la más variopinta. En todas sus formas, las urbanas y rurales encontramos complejidad, belleza y precisión. Tanto en las palabras como en los aspectos rítmicos, melódicos y armónicos, que son los elementos específicos que hacen a la canción. Los devaneos sociales y políticos sacaron a los artistas populares de la barricada estética y los llevó directo a la barricada del discurso. La falta de proyecto colectivo hizo que pareciera más importante la urgencia de pertenecer a algo (lo que sea, llamémosle tribu), sin comprender que se estaba produciendo un vaciamiento estético histórico ligado a nuestra música popular. Es sencillo encontrar la conexión entre algunas orquestaciones de Salgan y Cuando me empiece a quedar solo de Charly. Es sencillo comprender los puntos en común entre la letra de Naranjo en Flor de Homero Expósito y Los libros de la buena memoria de Spinetta. Es sencillo conectar a Nebbia con algunas melodías gardelianas, El día que me quieras sin ir más lejos podría ser una música suya. Eso que sucede en los noventa es un cisma. La ingeniería del país entra en crisis, otra vez, solo que esta vez se iba a cargar a la música argentina. No digo que no haya autores e intérpretes de valor estético y por ende emocional. Sólo que otras épocas los hacía aparecer para hacerlos funcionar como la conciencia espirituosa del momento. En general gente valiente, lúcida, arriesgada y con un gran sentido del humor. Hoy cambiamos ser artistas por ser famosos y levantar el dedito de una ideología anacrónica berreta de izquierda (siempre ligada a las grandes causas) en vez de ir tres veces por semana a lo de la profesora de piano del barrio, para que nos enseñe los ladrillos fundamentales para construir una casa que en todo caso después nos encargaremos de rearmarla de las mil maneras posibles pero con amor a la música y a las palabras, que son también dos elementos ancestrales en la comunión humana. Y yo siento que acompaño a todo este gran movimiento, que me permite incluso participar como autor, intérprete y crítico. Me siento muy honrado de esta situación y sin duda alguna es y será uno de los centros de mi vida, un norte hacia el sur, hacia mi historia.

3. Tu relación con el cine viene de lejos. Habías participado en algunas películas de Solanas. Habías compuesto música para un film de Almodóvar. Pero, un buen día, decidiste dirigir. Tu primer film era una película ambiciosa, en el sentido que como pocas películas argentinas, mostraba lúcidamente cómo la historia social tenía efectos constatables en la vida privada. A la distancia, ¿cómo pensás hoy aquella película? Tu próxima película, además, es una comedia. ¿Qué buscas mostrar y contar con tu próximo film a estrenarse?

Mi relación con el cine comienza en Rosario con mi padre llevándome todos los sábados al cinematógrafo. Da allí a Vidas privadas hay un recorrido que ni siquiera lo puedo imaginar pero que habla de lo importante que fue la decisión de mi padre cuando me hizo habitué del cine el los años 70 porque fue su forma de decirme que el mundo era ancho y ajeno, que podía ser mío también. Que podía contar mis historias si yo quería. El cine era divertido pero también contaba el delirio humano. No recuerdo cuantas veces vi Papillon en el cine Radar o 2001 de Kubrick en el Monumental de la calle San Martín. Había algo allí que me fascinaba. Vidas privadas fue una de las experiencias más importantes de mi vida. No podía atravesar mi tiempo sin contar esto. Veía tanta hipocresía y tanta boludez en la Argentina posdemocrática, fue una imposición espiritual. No pude avanzar en otra dirección sino hasta haberla terminado. Fue muy doloroso y muy revelador. Pude ver dónde estaban los actores del drama, en realidad y confirmar, no sin dolor, que éramos nosotros mismos, que sólo sabíamos vivir en la analgesia y cualquier punto de vista que llevara a la idea de revisar el trauma iba a ser rechazada de antemano. Pero esto no es nada nuevo, nadie quiere ir al cine a que le digan que forma parte de una sociedad amoral. Por otro lado.... “los músicos de rock no filman películas serias, pibe ¡¡¡” De todas formas la peli nueva, ¿De quién es el portaligas? funciona por un lado como una antítesis de Vidas privadas porque tiene apariencia de comedia, pero por otro lado está el tema de la familia como tema central. La familia es el centro de las relaciones humanas y está la heredada y la que uno elige. La peli habla de estas posibles formas de comunión entre las personas y tiene un mensaje que no voy a revelar pero que se parace más a como me gustaría que fuera el mundo.

4. Se habla de un Nuevo Cine Argentino. ¿Te sentís parte de ese difuso movimiento? ¿Te interesa la obra de alguno de los nuevos directores de hoy?

Me apasiona el cine de Lucrecia Martel, por su extraordinaria sofistificación. Me recuerda a Silvina Ocampo, un cine de detalles, elegante, donde las perversiones están a la orden del día y no carente de sentido del humor. Creo que es la mejor. También en esa línea podríamos hablar de Luis Ortega, cuyas dos películas Caja negra y Monoblock nos muestran a un artista joven, pero consumado en sus convicciones. Una especie de niño viejo lleno de picardía, dolor y disparate. Adrian Caetano tambien me gusta. Conoce al dedillo el negocio de los hombres y tiene un cine noble y rugiente como su corazón, intuyo. Ahora, formar parte de algo, creo que no. El cine aunque no parezca es un arte muy atomizado. Creo que el nombre de Nuevo Cine Argentino está más referido a una necesidad de la prensa para poder englobar ciertas expresiones jóvenes de una época. Pero no podemos hablar de ésto como si se tratara de Cinema verite o Nouvelle Vague en relacion a los Cahiers du cinema. Posiblemente deberíamos aprender de esta gente y crear espacios propios de reflexión y producción de ideas y películas y entonces si, se podría hablar de un movimiento cuyo nombre podría ser tan ridículo como NO ME GUSTA QUE NADIE HABLE MAL DE MI Y MENOS EL CRITICO DEL JORNAL DEL BARRIO.. En ese aspecto creo que los artistas y críticos argentinos vivimos lo que hacemos de una forma muy acomplejada. No sentimos curiosidad por la obra del otro por todo lo que nos puede revelar de nosotros mismos que no sabemos y vivimos esto como un horror, no como lo que sin ninguna duda sería un privilegio y una forma de expandir ideas y materia para poder configurar un universo común.

5- En los últimos años has elegido La Cumbre como lugar de descanso y, tengo entendido también, como lugar de inspiración. ¿Por qué La Cumbre?

La Cumbre también me remite a mi infancia en el Valle de Punilla, hoy se ha transformado en un lugar de disfrute para toda mi familia. También es un lugar ideal para componer, escribir y comerse esos buenos chivitos en El Toboso y visitar amigos entrañables. Alguna noche en el Emir, donde el Rulo te recibe con espontánea hospitalidad, escuchar cantar a Martita Fernández en algún hotel recién inaugurado y verse en el cineclub algunas de las nuevas rarezas del cine mundial o una de Welles de los años 40. Comerse una buena pizza en el Búho acompañada de cerveza artesanal, hacer compras en el Cordiez y terminar con el mojito de Fabián en Kasbah.

ESTA ENTREVISTA SALIÓ PUBLICADA EN UNA VERSIÓN DISTINTA Y CON OTRO TÍTULO DURANTE EL MES DE FEBRERO DEL 2007 EN EL DIARIO LA VOZ DEL INTERIOR DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA.

Copyleft 2000-2007/Roger Alan Koza